domingo, 29 de mayo de 2011

EL EXISTENCIALISMO



El Existencialismo es una de las corrientes que más ha influido en el pensamiento filosófico del siglo XX. Su importancia es comparable con la del Marxismo o la del Empirismo lógico. Pero a diferencia del Marxismo (corriente filosófica cuyo interés se centra en cuestiones de tipo histórico y social), o del Empirismo lógico, (enfocado principalmente a la ciencia), el Existencialismo tomó como su objeto de estudio más importante al ser humano. Sin embargo, el hecho de que esta corriente filosófica tenga un definido interés hacia un objeto de estudio bien determinado, no significa que sea una filosofía simple que ofrece respuestas sencillas acerca del hombre. Por el contrario, el Existencialismo presenta una gran riqueza de aspectos, además de abarcar a muchos y diferentes filósofos.
Por estas circunstancias, no intentaremos ofrecer un resumen de esta corriente filosófica, lo cual sería imposible de lograr. Lo que a continuación estudiarás, en cambio, son solamente algunos de los temas más importantes tratados por algunos filósofos representativos del Existencialismo. Considera que el enfoque que damos al Existencialismo pretende sólo acercarte a esta corriente; se trata más de una presentación que de una introducción.

CARACTERIZACIÓN DEL EXISTENCIALISMO
Hay diferentes maneras de caracterizar una corriente filosófica. Por ejemplo, se puede indicar la época y las circunstancias históricas en que surgió; también es posible señalar algunos de los temas con los que se relaciona y, por último, se puede exponer el método que emplea para investigar sus temas. En los párrafos que siguen intentaremos, en una y otra medida, una caracterización del Existencialismo de acuerdo con los puntos de vista anteriores.
Si ampliamos el significado del término Existencialismo- quizá un poco abusivamente- de modo que abarque todas las filosofías preocupadas por el tema de la existencia, entonces sería necesario remontarnos hasta la Filosofía griega, durante la época de los sofistas y Sócrates o a la Filosofía helenística, durante el florecimiento de las filosofías de los estoicos, escépticos y cínicos. Sin embargo, a pesar de que hay puntos de interés coincidentes entre las filosofías mencionadas y el Existencialismo, estrictamente hablando sólo podemos denominar existencialista a una filosofía que, tratando los temas relativos a la existencia del hombre, sea posterior al filósofo danés Sören Kierkegaard, cuya filosofía estudiaremos párrafos adelante.
Por el momento basta señalar la relación que existe, por un lado, entre el Estoicismo y Escepticismo de la Antigüedad y el Existencialismo ateo; y por otro lado, entre la Filosofía de San Agustín, sobre todo en su obra Las Confesiones, y el Existencialismo cristiano. Más adelante, también nos referiremos a esta clasificación del Existencialismo ateo y del cristiano.

a) Orígenes del Existencialismo
Aunque no es posible fecha con precisión el surgimiento de una corriente filosófica, estudiosos de la historia de la Filosofía aceptan que el término “existencialismo”
comenzó a ser aplicado, aproximadamente desde 1930, a un grupo de filosofías o direcciones filosóficas cuyo rasgo común era el análisis de la existencia humana. Así entendido, el Existencialismo fue una actividad filosófica que surgió en los años treinta y que floreció durante los decenios de los años cuarenta y cincuenta. Pero no hay que olvidar el hecho de que algunas de las obras más famosas de esta corriente habían sido escritas antes de tales fechas. Es el caso, por citar solamente un ejemplo, de El ser y el tiempo, del filósofo alemán Martín Heidegger, publicada en 1927.
El Existencialismo no es la única corriente filosófica que ha estudiado el tema de la existencia. Otras filosofías lo han hecho desde la Antigüedad. No obstante, lo más correcto es reservar el término “existencialismo” para el conjunto de filosofías que, a partir de Kierkegaard, abordan el tema de la existencia humana desde un peculiar punto de vista, el cual comentaremos a continuación.
Para el Existencialismo, el concepto de “existencia” refiere “el modo de ser propio del hombre en cuanto es un modo de ser en el mundo, es decir, en una situación determinada.”(Abbagnano, Nicola: Diccionario de filosofía). Un aspecto de gran importancia que debemos mencionar es que el Existencialismo considera que tal modo específico de se del hombre puede ser analizado “en términos de posibilidad”.
El hombre, según el Existencialismo, se encuentra en relación con el mundo, lo que quiere decir que se relaciona con las cosas y con los demás hombres. Pero esta relación del hombre con el mundo no es una relación necesaria, es decir, no es una relación que forzosamente tenga que darse de determinada manera.
Por el contrario, el hombre puede (y de aquí surge el término “posibilidad”) elegir libremente el modo en que se relaciona con las cosas y con los demás hombres. Esta posibilidad de elegir libremente constituye el tema central del Existencialismo. Tan es así que se puede decir que el tema de la libertad humana es el tema que interesa a todos los filósofos existencialistas que es lo que los une dentro de esta corriente filosófica.
Ahora sabes que el existencialismo tiene especial interés por al libertad humana. Los filósofos mismos participan del problema de diferentes maneras, a saber cuando un filosofo toma el punto de vista del espectador para realizar su trabajo filosófico, es la imagen de quien, no participa de aquello que observa o estudia, y se muestra satisfecho cuando ha logrado solucionar sus problemas de manera teórica, es decir cuando llega a una explicación satisfactoria.
Pero hay el filosofo que toma el punto de vista del actor y que no se conforma con explicaciones meramente intelectuales o con construcción de una teoría. Es de tipo de filosofo resuelve los problemas que le interesan ejecutando su capacidad de libre elección. Por ello es imposible que se retire de sus problemas y tome la actitud impersonal del analista y del espectador. Su interés no consiste en satisfacer una curiosidad intelectual sino encontrar una respuesta que pueda aplicar en su vida personal. Es un actor en su filosofía. Adelante encontraras que algunos filósofos pertenecen a este punto de vista.
El tema que más interesa al Existencialismo es el de la libertad humana. Los filósofos existencialistas estudian el hecho de que el hombre, al relacionarse con las cosas y los demás hombres, ejerce su libertad. Es decir, estudian el hecho de que el hombre elige, en cada situación particular, tanto lo que va a hacer como lo que va a ser.
Por lo que hemos visto, la libertad humana es el tema central del Existencialismo. Sin embargo, otras filosofías han estado interesadas, también, en el tema de la libertad. ¿Cuál es, entonces, el aspecto que diferencia al Existencialismo, si otras filosofías tratan también el mismo tema? La respuesta está en que los demás filosofías tienen un interés más bien teórico. Es decir, están más interesadas en aclarar el significado del concepto “libertad” que en estudiar las implicaciones prácticas de la libertad. El interés del Existencialismo por la libertad humana, por el contrario, es de tipo práctico. No sólo explora el significado de dicho término, sino que trata de demostrar a los hombres que son libres.
El Existencialismo pretende proporcionar un conocimiento que sirva de base para la acción. No se trata sólo de que la gente advierta o conozca que es libre, sino que de hecho pueda realizar acciones guiadas por su libertad. El Existencialismo afirma que el hombre tiene la libertad de elegir su propio ser. Como consecuencia de las elecciones que va realizando, el hombre llega a ser lo que él ha elegido ser.
El hombre nunca queda definido o determinado rígidamente; siempre tiene a su alcance la posibilidad de ser otra cosa. Con toda su importancia, el tema de la libertad humana es sólo uno de los muchos temas que trata el Existencialismo.

SÖREN -KIERKEGAARD
En Sören Kierkegaard (1813-1855) no sólo encontramos uno de los ejemplos más claros del tipo de filósofo que toma el punto de vista del actor. Encontramos también una intima relación entre su vida y su filosofía. En las etapas biográficas de Kierkegaard encontramos un completo paralelismo con la filosofía. Las principales etapas de su vida fueron tres, y en su filosofía también encontramos tres modos de existencia que, según él, son los modos de existencia posible para el ser humano. Nos acercaremos primero, a algunos aspectos de la vida de Kierkegaard.
Cuando niño, fue influido poderosamente por la religión de su padre- de la cual se dice que era severa y sombría, y a la vez causante de los más profundos sentimientos de pecado y culpa. Al llegar a la juventud, Kierkegaard se alejó de esta influencia y procuró aprender todo lo posible acerca del mundo, a la vez que buscó disfrutar de todos aquellos aspectos placenteros, sobre todo sensoriales de la vida. Esta etapa juvenil es la primera de importancia en su desarrollo biográfico. En 1836, se lleva a cabo en él una conversión de carácter moral. A partir de esta fecha Kierkegaard intenta llevar una vida regida estrictamente por reglas morales de pretendida validez universal.
Ésta es la segunda etapa de importancia en su vida. Por fin, en 1838 Kierkegaard se convierte al Cristianismo. Desde este modo, llega a la tercer etapa de su vida. Como veremos a continuación, cada una de estas etapas, en la biografía de Kierkegaard, tiene un correspondiente lugar en su filosofía.
De acuerdo con Kierkegaard, hay tres modos posibles de la existencia humana. Éstos son: el modo de la existencia estética, que corresponde a su etapa juvenil; el modo de la existencia ética, correspondiente a la etapa de su conversión moral; y el modo de existencia de la fe, que corresponde a la etapa de su conversión al Cristianismo. A continuación conoceremos sucesivamente estos tres modos de existencia.

a) La existencia estética.
El modo de la existencia estética está guiado por la satisfacción de los sentidos. El hombre que sigue este modo de existencia busca alcanzar el mayor número de satisfacciones de tipo sensual y mundano. El personaje que para Kierkegaard encarna las cualidades características de este modo de existencia es Don Juan. En este modo de existencia, el hombre da mayor importancia a los deseos y necesidades de la carne. El hombre estético no toma en cuenta para su conducta las ordenanzas establecidas, ya sean sociales o religiosas. Las normas que rigen su actuación son impuestas por él mismo, pero siempre cuidando que le sirvan para alcanzar el fin último de su vida que es
satisfacer inmediatamente su sensualidad.
Pero el modo de vida de la existencia estética pronto va a agotarlo a sí mismo. La búsqueda de los placeres sensuales pronto llega a sus límites, debido a que los goces y satisfacciones son incompletos y repetitivos. Nunca se alcanza una satisfacción completa, ya que cuando se cree haber satisfecho un deseo surge otro, igual o más imperioso, que exige un nuevo y diferente objeto para volver a alcanzar la satisfacción.
El hombre que cae en esta continua búsqueda va a mostrarse también continuamente inquieto, sin alcanzar estabilidad en su vida. De igual manera, el hombre estético carece de dominio sobre sí mismo. No es él, quien como él mismo pudiera pensar, domina o gobierna al mundo y sus placeres; son más bien éstos quienes lo controlan y lo convierten en un esclavo condenado a buscar interminablemente el placer.

Lo peor de esta condena es que aquello que se busca, la satisfacción completa, sólo se alcanza de manera momentánea y fugaz. La satisfacción nunca permanece, se disipa con rapidez dejando al hombre estético nuevamente insatisfecho.
El hombre que había abrazado este modo de vida, en el inicio pudo sentir que éste era el modo de existencia más libre. Sin embargo, al final descubre que es el modo de existencia más esclavizante, el que hace al hombre más dependiente. Como resultado de esto surge en el hombre un intenso sentimiento de angustia. Kierkegaard considera que la angustia es la que domina en todas las relaciones del hombre con el mundo. Este sentimiento se caracteriza como una especie de temor. Pero no se trata de un temor a algún objeto, persona o situación determinada: es un temor de algo no preciso que se experimenta ante las múltiples posibilidades que se le presentan al hombre.
A la vez se da cuenta de que las posibilidades de su vida, interminables, imprevisibles e incontrolables destruyen todas sus expectativas humanas, no podrán de ninguna manera prever su futuro. Sus habilidades para controlar su vida serán inútiles, ya que los resultados de sus acciones estarán siempre dominados por el azar, las situaciones inesperadas, las posibilidades que nunca se tomaron en cuenta. Frente a este
angustioso callejón sin salida, el hombre estético buscará un escape en el siguiente modo de existencia, el ético.

b) La existencia ética.
En el modo de existencia ética el hombre trata de realizar algo que le era imposible en la etapa estética. Lo que no podía lograr era que su existencia fuera permanente y estable. Ahora estará al alcance de su mano esta estabilidad. Pero, ¿por qué puede lograr este estado de permanencia? Para responder a esta pregunta hay que recordar la etapa anterior.
Al considerar la etapa estética, vimos cómo el hombre se enfrenta al mundo exterior, ya que en el modo de enfrentarlo le parecía que alcanzaba total libertad. Finalmente, el hombre estético advierte que su existencia depende más del mundo que de sí mismo. Se da cuenta que no es él quien tiene control de la situación, sino que es el mundo el que tiene poder para controlarlo. Como resultado, acepta pasivamente los dictados del mundo.
Frente a este problema, al hombre estético no le queda sino una salida. Ya no empleará esta vez los impulsos sensuales, estéticos, como medio para relacionarse y enfrentarse con el mundo; cambiará su modo de existencia, y en ésta va a intentar actuar de acuerdo con la razón. El actuar de manera racional lo conduce a realizar actos elegidos libremente y a hacer todo lo posible por seguir siempre los dictados de las normas o reglas morales. De aquí el nombre de este modo de existencia: “ética”. Al seguir las normas morales, el hombre estético espera liberarse y apropiarse nuevamente de su
autodeterminación, la cual había desparecido al perder el control en su vida estética.
En el modo de existencia ética, ya no es la sensualidad o la búsqueda de placer lo que va a guiar la conducta del hombre. Ahora es la voluntad la que guía sus acciones. Este modo de existencia Kierkegaard lo ejemplifica con el matrimonio. ¿Por qué con el matrimonio? Porque es una institución social en la cual el contrayente se compromete a ser fiel a la promesa dada a la otra persona. Esta voluntad de fidelidad proporciona cierta garantía de permanencia, en contraste con el vertiginoso y constante cambio que caracterizaba el modo de existencia estético.
La búsqueda de la permanencia y de la estabilidad garantiza que los actos comunes tengan unidad y sentido y que no se dispersen en un movimiento sin finalidad alguna.
Pero hay un precio que pagar por esta permanencia. Es la posibilidad del aburrimiento, el tedio, el riesgo de que las acciones se vuelvan rutinarias, mecanizadas y echen a bajo la satisfacción que este modo de existencia proporciona. Además, el sujeto siente que hay todavía una norma de conducta exterior a él, la cual lo mantiene atado y coarta su libertad.
Sobre el hombre se abaten nuevamente sentimientos de angustia y desesperación. Este último sentimiento es el que caracteriza las relaciones consigo mismo. El hombre llega a encontrarse en la desesperación porque busca incesantemente una posibilidad tras otra o, también porque sus posibilidades se agotan y ya no le restan para el futuro opciones viables. Esto lo obliga a buscar el siguiente modo de existencia, el de la fe.

c) La existencia de la fe
Para comprender este tercer modo de existencia será de gran ayuda atender al ejemplo que propone Kierkegaard: Abraham, el personaje bíblico. De acuerdo con la Biblia, Abraham escucha directamente la voz de Dios quien le pide que él mismo sacrifique a su hijo. Este acto es del todo reprobable desde el punto de vista de las leyes humanas, y que los hombres detestarían cometer.
Abraham actúa de manera poco ética; se oculta de su mujer, finge frente a su sirviente y engaña a su hijo. Abraham procede así porque no es un sentimiento de fidelidad a las normas éticas lo que guía su acción. Es motivo a realizar esa acción porque tiene fe en que la voz que oyó es la de Dios. Su acción no está de acuerdo con la ética humana, pero sí con su fe en Dios, pues Él ha dado directamente la orden. Sin embargo la responsabilidad del acto recae solamente en Abraham, quien, sin que haya una regla externa que lo obligue a ello, elige realizar esa acción. La angustia se vuelve a apoderar del hombre. Pero no es la ausencia de la angustia lo que hace del hombre alguien que libremente elige: Abraham, a pesar de sentirse angustiado es movido por su fe de actuar.
Es decir, es un sentimiento totalmente personal, subjetivo, no impuesto externamente a él; la fe define a su acción como algo que él elige libre y auténticamente en su existencia. En el modo de la existencia de la fe el hombre alcanza una existencia auténtica que no depende de coerciones exteriores. No es el placer, ni la regla moral, lo que lo obliga a actuar. Él elige, personalmente, realizar sus acciones. Aunque no va alcanzar reposo, porque en este modo de existencia la seguridad que se tiene nunca es absoluta, y ésta, además, es una seguridad dominada por la paradoja. En este último sentimiento parece contradicciones que no se pueden resolver utilizando sólo la razón.

No hay comentarios: