domingo, 29 de mayo de 2011

EL EXISTENCIALISMO



El Existencialismo es una de las corrientes que más ha influido en el pensamiento filosófico del siglo XX. Su importancia es comparable con la del Marxismo o la del Empirismo lógico. Pero a diferencia del Marxismo (corriente filosófica cuyo interés se centra en cuestiones de tipo histórico y social), o del Empirismo lógico, (enfocado principalmente a la ciencia), el Existencialismo tomó como su objeto de estudio más importante al ser humano. Sin embargo, el hecho de que esta corriente filosófica tenga un definido interés hacia un objeto de estudio bien determinado, no significa que sea una filosofía simple que ofrece respuestas sencillas acerca del hombre. Por el contrario, el Existencialismo presenta una gran riqueza de aspectos, además de abarcar a muchos y diferentes filósofos.
Por estas circunstancias, no intentaremos ofrecer un resumen de esta corriente filosófica, lo cual sería imposible de lograr. Lo que a continuación estudiarás, en cambio, son solamente algunos de los temas más importantes tratados por algunos filósofos representativos del Existencialismo. Considera que el enfoque que damos al Existencialismo pretende sólo acercarte a esta corriente; se trata más de una presentación que de una introducción.

CARACTERIZACIÓN DEL EXISTENCIALISMO
Hay diferentes maneras de caracterizar una corriente filosófica. Por ejemplo, se puede indicar la época y las circunstancias históricas en que surgió; también es posible señalar algunos de los temas con los que se relaciona y, por último, se puede exponer el método que emplea para investigar sus temas. En los párrafos que siguen intentaremos, en una y otra medida, una caracterización del Existencialismo de acuerdo con los puntos de vista anteriores.
Si ampliamos el significado del término Existencialismo- quizá un poco abusivamente- de modo que abarque todas las filosofías preocupadas por el tema de la existencia, entonces sería necesario remontarnos hasta la Filosofía griega, durante la época de los sofistas y Sócrates o a la Filosofía helenística, durante el florecimiento de las filosofías de los estoicos, escépticos y cínicos. Sin embargo, a pesar de que hay puntos de interés coincidentes entre las filosofías mencionadas y el Existencialismo, estrictamente hablando sólo podemos denominar existencialista a una filosofía que, tratando los temas relativos a la existencia del hombre, sea posterior al filósofo danés Sören Kierkegaard, cuya filosofía estudiaremos párrafos adelante.
Por el momento basta señalar la relación que existe, por un lado, entre el Estoicismo y Escepticismo de la Antigüedad y el Existencialismo ateo; y por otro lado, entre la Filosofía de San Agustín, sobre todo en su obra Las Confesiones, y el Existencialismo cristiano. Más adelante, también nos referiremos a esta clasificación del Existencialismo ateo y del cristiano.

a) Orígenes del Existencialismo
Aunque no es posible fecha con precisión el surgimiento de una corriente filosófica, estudiosos de la historia de la Filosofía aceptan que el término “existencialismo”
comenzó a ser aplicado, aproximadamente desde 1930, a un grupo de filosofías o direcciones filosóficas cuyo rasgo común era el análisis de la existencia humana. Así entendido, el Existencialismo fue una actividad filosófica que surgió en los años treinta y que floreció durante los decenios de los años cuarenta y cincuenta. Pero no hay que olvidar el hecho de que algunas de las obras más famosas de esta corriente habían sido escritas antes de tales fechas. Es el caso, por citar solamente un ejemplo, de El ser y el tiempo, del filósofo alemán Martín Heidegger, publicada en 1927.
El Existencialismo no es la única corriente filosófica que ha estudiado el tema de la existencia. Otras filosofías lo han hecho desde la Antigüedad. No obstante, lo más correcto es reservar el término “existencialismo” para el conjunto de filosofías que, a partir de Kierkegaard, abordan el tema de la existencia humana desde un peculiar punto de vista, el cual comentaremos a continuación.
Para el Existencialismo, el concepto de “existencia” refiere “el modo de ser propio del hombre en cuanto es un modo de ser en el mundo, es decir, en una situación determinada.”(Abbagnano, Nicola: Diccionario de filosofía). Un aspecto de gran importancia que debemos mencionar es que el Existencialismo considera que tal modo específico de se del hombre puede ser analizado “en términos de posibilidad”.
El hombre, según el Existencialismo, se encuentra en relación con el mundo, lo que quiere decir que se relaciona con las cosas y con los demás hombres. Pero esta relación del hombre con el mundo no es una relación necesaria, es decir, no es una relación que forzosamente tenga que darse de determinada manera.
Por el contrario, el hombre puede (y de aquí surge el término “posibilidad”) elegir libremente el modo en que se relaciona con las cosas y con los demás hombres. Esta posibilidad de elegir libremente constituye el tema central del Existencialismo. Tan es así que se puede decir que el tema de la libertad humana es el tema que interesa a todos los filósofos existencialistas que es lo que los une dentro de esta corriente filosófica.
Ahora sabes que el existencialismo tiene especial interés por al libertad humana. Los filósofos mismos participan del problema de diferentes maneras, a saber cuando un filosofo toma el punto de vista del espectador para realizar su trabajo filosófico, es la imagen de quien, no participa de aquello que observa o estudia, y se muestra satisfecho cuando ha logrado solucionar sus problemas de manera teórica, es decir cuando llega a una explicación satisfactoria.
Pero hay el filosofo que toma el punto de vista del actor y que no se conforma con explicaciones meramente intelectuales o con construcción de una teoría. Es de tipo de filosofo resuelve los problemas que le interesan ejecutando su capacidad de libre elección. Por ello es imposible que se retire de sus problemas y tome la actitud impersonal del analista y del espectador. Su interés no consiste en satisfacer una curiosidad intelectual sino encontrar una respuesta que pueda aplicar en su vida personal. Es un actor en su filosofía. Adelante encontraras que algunos filósofos pertenecen a este punto de vista.
El tema que más interesa al Existencialismo es el de la libertad humana. Los filósofos existencialistas estudian el hecho de que el hombre, al relacionarse con las cosas y los demás hombres, ejerce su libertad. Es decir, estudian el hecho de que el hombre elige, en cada situación particular, tanto lo que va a hacer como lo que va a ser.
Por lo que hemos visto, la libertad humana es el tema central del Existencialismo. Sin embargo, otras filosofías han estado interesadas, también, en el tema de la libertad. ¿Cuál es, entonces, el aspecto que diferencia al Existencialismo, si otras filosofías tratan también el mismo tema? La respuesta está en que los demás filosofías tienen un interés más bien teórico. Es decir, están más interesadas en aclarar el significado del concepto “libertad” que en estudiar las implicaciones prácticas de la libertad. El interés del Existencialismo por la libertad humana, por el contrario, es de tipo práctico. No sólo explora el significado de dicho término, sino que trata de demostrar a los hombres que son libres.
El Existencialismo pretende proporcionar un conocimiento que sirva de base para la acción. No se trata sólo de que la gente advierta o conozca que es libre, sino que de hecho pueda realizar acciones guiadas por su libertad. El Existencialismo afirma que el hombre tiene la libertad de elegir su propio ser. Como consecuencia de las elecciones que va realizando, el hombre llega a ser lo que él ha elegido ser.
El hombre nunca queda definido o determinado rígidamente; siempre tiene a su alcance la posibilidad de ser otra cosa. Con toda su importancia, el tema de la libertad humana es sólo uno de los muchos temas que trata el Existencialismo.

SÖREN -KIERKEGAARD
En Sören Kierkegaard (1813-1855) no sólo encontramos uno de los ejemplos más claros del tipo de filósofo que toma el punto de vista del actor. Encontramos también una intima relación entre su vida y su filosofía. En las etapas biográficas de Kierkegaard encontramos un completo paralelismo con la filosofía. Las principales etapas de su vida fueron tres, y en su filosofía también encontramos tres modos de existencia que, según él, son los modos de existencia posible para el ser humano. Nos acercaremos primero, a algunos aspectos de la vida de Kierkegaard.
Cuando niño, fue influido poderosamente por la religión de su padre- de la cual se dice que era severa y sombría, y a la vez causante de los más profundos sentimientos de pecado y culpa. Al llegar a la juventud, Kierkegaard se alejó de esta influencia y procuró aprender todo lo posible acerca del mundo, a la vez que buscó disfrutar de todos aquellos aspectos placenteros, sobre todo sensoriales de la vida. Esta etapa juvenil es la primera de importancia en su desarrollo biográfico. En 1836, se lleva a cabo en él una conversión de carácter moral. A partir de esta fecha Kierkegaard intenta llevar una vida regida estrictamente por reglas morales de pretendida validez universal.
Ésta es la segunda etapa de importancia en su vida. Por fin, en 1838 Kierkegaard se convierte al Cristianismo. Desde este modo, llega a la tercer etapa de su vida. Como veremos a continuación, cada una de estas etapas, en la biografía de Kierkegaard, tiene un correspondiente lugar en su filosofía.
De acuerdo con Kierkegaard, hay tres modos posibles de la existencia humana. Éstos son: el modo de la existencia estética, que corresponde a su etapa juvenil; el modo de la existencia ética, correspondiente a la etapa de su conversión moral; y el modo de existencia de la fe, que corresponde a la etapa de su conversión al Cristianismo. A continuación conoceremos sucesivamente estos tres modos de existencia.

a) La existencia estética.
El modo de la existencia estética está guiado por la satisfacción de los sentidos. El hombre que sigue este modo de existencia busca alcanzar el mayor número de satisfacciones de tipo sensual y mundano. El personaje que para Kierkegaard encarna las cualidades características de este modo de existencia es Don Juan. En este modo de existencia, el hombre da mayor importancia a los deseos y necesidades de la carne. El hombre estético no toma en cuenta para su conducta las ordenanzas establecidas, ya sean sociales o religiosas. Las normas que rigen su actuación son impuestas por él mismo, pero siempre cuidando que le sirvan para alcanzar el fin último de su vida que es
satisfacer inmediatamente su sensualidad.
Pero el modo de vida de la existencia estética pronto va a agotarlo a sí mismo. La búsqueda de los placeres sensuales pronto llega a sus límites, debido a que los goces y satisfacciones son incompletos y repetitivos. Nunca se alcanza una satisfacción completa, ya que cuando se cree haber satisfecho un deseo surge otro, igual o más imperioso, que exige un nuevo y diferente objeto para volver a alcanzar la satisfacción.
El hombre que cae en esta continua búsqueda va a mostrarse también continuamente inquieto, sin alcanzar estabilidad en su vida. De igual manera, el hombre estético carece de dominio sobre sí mismo. No es él, quien como él mismo pudiera pensar, domina o gobierna al mundo y sus placeres; son más bien éstos quienes lo controlan y lo convierten en un esclavo condenado a buscar interminablemente el placer.

Lo peor de esta condena es que aquello que se busca, la satisfacción completa, sólo se alcanza de manera momentánea y fugaz. La satisfacción nunca permanece, se disipa con rapidez dejando al hombre estético nuevamente insatisfecho.
El hombre que había abrazado este modo de vida, en el inicio pudo sentir que éste era el modo de existencia más libre. Sin embargo, al final descubre que es el modo de existencia más esclavizante, el que hace al hombre más dependiente. Como resultado de esto surge en el hombre un intenso sentimiento de angustia. Kierkegaard considera que la angustia es la que domina en todas las relaciones del hombre con el mundo. Este sentimiento se caracteriza como una especie de temor. Pero no se trata de un temor a algún objeto, persona o situación determinada: es un temor de algo no preciso que se experimenta ante las múltiples posibilidades que se le presentan al hombre.
A la vez se da cuenta de que las posibilidades de su vida, interminables, imprevisibles e incontrolables destruyen todas sus expectativas humanas, no podrán de ninguna manera prever su futuro. Sus habilidades para controlar su vida serán inútiles, ya que los resultados de sus acciones estarán siempre dominados por el azar, las situaciones inesperadas, las posibilidades que nunca se tomaron en cuenta. Frente a este
angustioso callejón sin salida, el hombre estético buscará un escape en el siguiente modo de existencia, el ético.

b) La existencia ética.
En el modo de existencia ética el hombre trata de realizar algo que le era imposible en la etapa estética. Lo que no podía lograr era que su existencia fuera permanente y estable. Ahora estará al alcance de su mano esta estabilidad. Pero, ¿por qué puede lograr este estado de permanencia? Para responder a esta pregunta hay que recordar la etapa anterior.
Al considerar la etapa estética, vimos cómo el hombre se enfrenta al mundo exterior, ya que en el modo de enfrentarlo le parecía que alcanzaba total libertad. Finalmente, el hombre estético advierte que su existencia depende más del mundo que de sí mismo. Se da cuenta que no es él quien tiene control de la situación, sino que es el mundo el que tiene poder para controlarlo. Como resultado, acepta pasivamente los dictados del mundo.
Frente a este problema, al hombre estético no le queda sino una salida. Ya no empleará esta vez los impulsos sensuales, estéticos, como medio para relacionarse y enfrentarse con el mundo; cambiará su modo de existencia, y en ésta va a intentar actuar de acuerdo con la razón. El actuar de manera racional lo conduce a realizar actos elegidos libremente y a hacer todo lo posible por seguir siempre los dictados de las normas o reglas morales. De aquí el nombre de este modo de existencia: “ética”. Al seguir las normas morales, el hombre estético espera liberarse y apropiarse nuevamente de su
autodeterminación, la cual había desparecido al perder el control en su vida estética.
En el modo de existencia ética, ya no es la sensualidad o la búsqueda de placer lo que va a guiar la conducta del hombre. Ahora es la voluntad la que guía sus acciones. Este modo de existencia Kierkegaard lo ejemplifica con el matrimonio. ¿Por qué con el matrimonio? Porque es una institución social en la cual el contrayente se compromete a ser fiel a la promesa dada a la otra persona. Esta voluntad de fidelidad proporciona cierta garantía de permanencia, en contraste con el vertiginoso y constante cambio que caracterizaba el modo de existencia estético.
La búsqueda de la permanencia y de la estabilidad garantiza que los actos comunes tengan unidad y sentido y que no se dispersen en un movimiento sin finalidad alguna.
Pero hay un precio que pagar por esta permanencia. Es la posibilidad del aburrimiento, el tedio, el riesgo de que las acciones se vuelvan rutinarias, mecanizadas y echen a bajo la satisfacción que este modo de existencia proporciona. Además, el sujeto siente que hay todavía una norma de conducta exterior a él, la cual lo mantiene atado y coarta su libertad.
Sobre el hombre se abaten nuevamente sentimientos de angustia y desesperación. Este último sentimiento es el que caracteriza las relaciones consigo mismo. El hombre llega a encontrarse en la desesperación porque busca incesantemente una posibilidad tras otra o, también porque sus posibilidades se agotan y ya no le restan para el futuro opciones viables. Esto lo obliga a buscar el siguiente modo de existencia, el de la fe.

c) La existencia de la fe
Para comprender este tercer modo de existencia será de gran ayuda atender al ejemplo que propone Kierkegaard: Abraham, el personaje bíblico. De acuerdo con la Biblia, Abraham escucha directamente la voz de Dios quien le pide que él mismo sacrifique a su hijo. Este acto es del todo reprobable desde el punto de vista de las leyes humanas, y que los hombres detestarían cometer.
Abraham actúa de manera poco ética; se oculta de su mujer, finge frente a su sirviente y engaña a su hijo. Abraham procede así porque no es un sentimiento de fidelidad a las normas éticas lo que guía su acción. Es motivo a realizar esa acción porque tiene fe en que la voz que oyó es la de Dios. Su acción no está de acuerdo con la ética humana, pero sí con su fe en Dios, pues Él ha dado directamente la orden. Sin embargo la responsabilidad del acto recae solamente en Abraham, quien, sin que haya una regla externa que lo obligue a ello, elige realizar esa acción. La angustia se vuelve a apoderar del hombre. Pero no es la ausencia de la angustia lo que hace del hombre alguien que libremente elige: Abraham, a pesar de sentirse angustiado es movido por su fe de actuar.
Es decir, es un sentimiento totalmente personal, subjetivo, no impuesto externamente a él; la fe define a su acción como algo que él elige libre y auténticamente en su existencia. En el modo de la existencia de la fe el hombre alcanza una existencia auténtica que no depende de coerciones exteriores. No es el placer, ni la regla moral, lo que lo obliga a actuar. Él elige, personalmente, realizar sus acciones. Aunque no va alcanzar reposo, porque en este modo de existencia la seguridad que se tiene nunca es absoluta, y ésta, además, es una seguridad dominada por la paradoja. En este último sentimiento parece contradicciones que no se pueden resolver utilizando sólo la razón.

jueves, 26 de mayo de 2011

3.2 PERSONALISMO




DIFERENCIA ENTRE INDIVIDUO Y PERSONA

Antes de aclarar las diferencias entre individuo y persona reflexiona un momento acerca de los conceptos anteriores; ¿sabes sus diferencias y su significado? Después de responder analicemos qué es un individuo. Para Emmanuel Mounier (1905-1950), inspirador del movimiento personalista, el individuo es el hombre superficial, que se deja llevar por sus emociones, su excesivo amor a sí mismo y la avaricia; al que sólo le interesa acaparar y asegurar su bienestar sin importar sus congéneres.




En el hombre, el individuo deja a un lado a los demás, sus propósitos son superficiales, sólo el placer es lo que interesa, la comodidad aparece constantemente, así como el constante consumo de artículos. Son los aspectos materiales los que interesan en primer lugar. En nuestras civilizaciones sólo se adiestra al hombre para el desempeño de cierta función, para obtener un conformismo sin el perfeccionamiento de la persona. Un ejemplo lo tenemos cuando estudiamos con el fin de hacernos ricos y con el placer por delante. Como puedes concluir, el “individuo” es el hombre de nuestros días y, como una reacción a éste, aparece la “persona” concepto que aclararemos enseguida.




Hasta ahora las civilizaciones han considerado a los seres humanos desde un punto de vista meramente material, sólo se han perseguido los intereses individuales. Pero tenemos una forma superior del ser humano y es la denominada “persona”. Mounier, en su Manifiesto personalista, delinea a una persona como un ser espiritual constituido por una forma de subsistencia e independencia, lo cual quiere decir que el hombre, a través de su meditación, realiza el perfeccionamiento constante, las pasiones son dominadas y puede elegir y realizar actitudes profundamente humanas de autenticidad; realiza sus actos sin perjudicar a los demás, ni considerarlos como un instrumento para conseguir lo que desea. Por eso la persona es aquella que tiene acceso a un máximo de iniciativa y responsabilidad de vida espiritual.




Así el personalismo como movimiento filosófico postula el supremo valor de la persona. A un ser con valores y cualidades propias e intransferibles. Integral y pleno. “el hombre enteramente cuerpo enteramente espíritu” Ni mero espiritualismo ni un materialismo solamente. Que es diferente al superhombre que Nietzsche propone. No es el ser poderoso, superior a los demás por ser original y querer destacar sobre otros. Si no acrecentar las virtudes y valores propios inherentes.




Con la mirada en Dios, sin examinarse como son. Las principales características de la persona se describen como: la libertad, creatividad, responsabilidad, no ser un mero objeto y si un ser comunitario. Es una filosofía revolucionaria pues pretende coadyuvar la formación del hombre en su totalidad. Hablar del personalismo es el reclamo de transformaciones profundas en la vida privada y pública es una corriente actual pues el reclamo de las transformaciones es vigente.




La corriente del personalismo se inicia en Francia en 1930 y su principal representante es Emmanuel Mounier, que funda una revista llamada Esprit, en ella aparecen sus principales inquietudes filosóficas y políticas. En 1935 publica su ensayo titulado de la propiedad capitalista a la propiedad humana. Ahí da a conocer el programa social del movimiento personalista.




En los tiempos de la posguerra, trabaja intensamente y publica algunos libros: tratados del carácter, libertad condicional e introducción a los existencialismo, ¿qué es el personalismo?, etc. Mounier vivió en la pobreza, conoció el sufrimiento físico y espiritual. Murió de un infarto cardiaco, el 22 de marzo de 1950. Mounier combate al individualismo, pues fomenta el egoísmo y consumismo, el desmedido afán de riquezas.




Para el personalismo, reprocha el marxismo el no valorar al sujeto, de la persona, al supeditar al individuo a las estructuras de la historia.




Un hombre formado con principios sólidos podría ser descrito de la siguiente manera:
Un hombre maduro:
corazón firme como la piedra,
corazón resistente como él
tronco de un árbol,
rostro sabio,
dueño de un rostro, dueño de
un corazón hábil y comprensivo.

Éstas son ideas educativas del pensamiento náhuatl que corresponde a la persona.

PERSONALISMO Y CAPITALISMO
En el siglo XIX la persona poseía una problemática que se interpreta como una reacción ante el Capitalismo. En el Personalismo, como pensamiento contemporáneo, tenemos una filosofía que da una opción de organización de personas responsables, de administraciones prudentes, de bienes, del tiempo y de otros elementos inmateriales y materiales.




Es una filosofía cuyo objetivo es orientar al hombre hacia una nueva educación que permita un cambio de nuestra actual sociedad capitalista; es, además, la culminación de un periodo que se desarrolló desde el Renacimiento hasta nuestros días, y se ha multiplicado gracias a las ganancias logradas en exceso, a base de invertir sólo en bienes materiales.




Aparecen las pasiones del confort; lo material, las cosas y objetos son lo que interesa; la creatividad disminuye y nuestras relaciones aparecen como un comercio; sólo cuando necesitamos algo de alguna persona nos acercamos a ella. Como resultado del Capitalismo aparece el burgués y éste se apropia del “derecho” para manejarlo con el propósito de progresar. La vida del individuo aparece pobre y vacía. Tenemos hombres insensibles a los sufrimientos, a las desgracias de los demás. También vemos el mundo del dinero y mercancías que invaden la vida económica, privada y cultural. Hasta la religión se somete a reducir al hombre a una individualidad abstracta, vacía, sin responsabilidades ni conciencia de sí mismo.




Por todo lo anterior, el Personalismo se opone a todo régimen y sólo pretende la flexibilidad de los organismos sociales. Mounier afirma que existe un grito ensordecedor por abatir al burgués y buscar las condiciones de una verdadera comunidad.

martes, 3 de mayo de 2011

3.1 ANTROPOLOGISMO Naturaleza del Hombre



Desde la antigüedad, la pregunta acerca de la naturaleza humana ha sido digno objeto de meditación filosófica.

A lo largo del desarrollo general de la Filosofía antropológica, el bello deseo por descubrir la esencia del hombre se ha quedado sólo en intento. En sus inicios, la Filosofía griega se interesó por el estudio racional del mundo físico, por los principios ordenadores del cosmos. Paralelo a este interés hay otra preocupación: la naturaleza o esencia del hombre. Por ejemplo, en Heráclito encontramos su expresión: “Me he buscado a mí mismo”. Ello nos da una idea del interés del hombre por el hombre mismo desde antaño.

Posteriormente, Sócrates daría una respuesta a la pregunta relacionada con la esencia del hombre, afirmando que es una criatura en busca constante de sí misma, que en todo momento de su existencia tiene que examinar y hacer el análisis de las condiciones de la vida. Es el ser que sí se hace una pregunta racional, dando una respuesta racional. Tal respuesta no es definitiva, como lo veremos enseguida. Es conveniente indicar la necesaria resolución, puesto que de dicho conocimiento el ser humano podrá tener un mejor contacto con el mundo exterior; obtener elementos que le permitan disfrutar de su más amplia realización como ser humano.

En la historia de la Filosofía antropológica se encuentran otras actitudes. Una de ellas es la del escéptico, quien al negar y destruir la certeza objetiva del mundo externo, pretende conducir sus pensamientos hacia sí mismo y, de esta manera, pensar que ha logrado su realización, para suponer que ha llegado al conocimiento de él mismo. Siguiendo esta vía, jamás se llegará a una visión que abarque la naturaleza del hombre, El conocimiento de las emociones, sentimientos y pensamientos es sólo una pauta para comprender la complejidad de la psicología humana.

Ernst Cassirer, en su obra Antropología filosófica, hace referencia al filósofo empirista Hipólito Taine, quien pretende comparar la metamorfosis de un insecto con la transformación de Francia; el problema que se presenta con el hombre es que sus pensamientos y voluntad se encuentran en diferentes niveles y no se pueden clasificar ni sistematizar como lo exige la ciencia. Cassirer afirma que los pensadores nos han proporcionado un cuadro especial de la naturaleza humana, un marco general. Lo anterior da lugar a una diversidad de opiniones. En el siglo XIX Nietzsche proclama la voluntad de poderío, la ambición del hombre por obtener poder; se lucha y vive por el poder. Otros pensadores destacan otras características tales como la sexualidad, la economía, etc.

En fin, hay un anarquismo de pensamientos; no obstante este problema, es necesario descubrir la naturaleza del hombre, puesto que de esta manera podrá disfrutar de su realización como ser humano. Afirma Cassirer: “En sus sentimientos, inclinaciones, ideas y pensamientos, en su producción de obra de arte, el hombre sigue este círculo mágico, sin poder salir de él”

Una filosofía de la cultura trata de comprender los hechos como un sistema, un todo orgánico. Pues gozamos de polifonía y policromía de la naturaleza humana. Conviene considerarlas estructuras especificas de las formas simbólicas y del mito, del lenguaje, de la religión, la historia y la ciencia. Analizar que si existe un equilibrio dinámico. Es el resultado de una lucha entre fuerzas opuestas.



A diferencia de los animales; en el hombre se da una sociedad de acción, pensamiento y sentimiento. Pero es en el medio de vida social donde el hombre se puede encontrar en sí mismo, casi todas las formas de la cultura al lograr su desenvolvimiento y expresar su vida, propaga sus obras.

Su pensamiento mítico y religioso es pensamiento tradicional ya que también encontramos un avance continuo en la dirección opuesta que se da poco a poco para surgir una religión fresca de la vida moral y religiosa. En el campo del lenguaje sucede el mismo proceso fundamental. Para la comunicación necesitamos reglas estrictas. Pero podemos percibir claramente la presencia de dos tendencias que constituyen dos elementos y condiciones de la vida del lenguaje, pues se equilibran y cumplen su función; la comunicación. A partir de una forma activa y productiva. A través de cambios lentos y continuos que son trasmitidos de padres a hijos.

Lo mismo sucede en el arte, las mismas formas son trasmitidas de una generación en otra, la poesía en su práctica, provoca una fisura en la historia del lenguaje. No hay que olvidar que la cultura humana, en conjunto, se puede describir como el proceso de la progresiva autoliberación del hombre. Encontramos el lenguaje, la ciencia, la religión, el arte como las variadas fases del proceso. Para que el hombre pruebe edificar un mundo ideal. Sin olvidar las tensiones y las fricciones los contrastes y conflictos entre poderes del hombre que obedecen de diferentes principios pero que a la vez se complementan y armonizan. Como en el caso del “arco y la lira” Tenemos así, que el Antropologismo ofrece un análisis detallado de las diferentes virtudes del hombre. Dicho análisis nos da una pauta para seguir intentando dar solución al problema planteado.

Respecto al conocimiento de la naturaleza humana, distintas disciplinas como la Psicología, la Antropología, la Filosofía moderna y otras, se encuentran en condiciones satisfactorias, en relación con el conocimiento del hombre. Sus descubrimientos se han ido enriqueciendo día con día Los datos de la naturaleza del hombre se han multiplicado de acuerdo con su objeto de estudio; cada disciplina se ha dedicado al estudio del hombre, pero corresponde a la Antropología filosófica enlazar los diferentes conocimientos para poder dar una posible respuesta a la pregunta sobre la esencia del hombre.

jueves, 28 de abril de 2011

UNIDAD 3 EL PENSAMIENTO FILOSOFICO DEL SIGLO XX





La tercera unidad, se caracteriza el pensamiento filosófico actual en Europa y América Latina, a partir del análisis de los problemas gnoseológicos y éticos que se plantean en este contexto.



Si deseamos aclarar nuestra condición de seres con valor propio frente a esa masificación que nos despersonaliza en las sociedades contemporáneas, encontramos que el Personalismo y el Antropologismo resaltan la cualidad de persona del ser humano, el cual es irreductible a la simple condición de individuo.

Cuando lo que queremos es comprender nuestras decisiones, ya sean de tipo moral, vocacional o relativas a las numerosas situaciones de la vida cotidiana, debemos considerar al Existencialismo, ya que todos los seres humanos nos enfrentamos a situaciones donde, ante diversas alternativas, es inevitable tomar una decisión.

El Existencialismo nos habla del ser humano y de la capacidad que este tiene de alcanzar, por medio del ejercicio de sus elecciones, una existencia auténtica.

Si buscamos una orientación en un mundo en que aumenta constantemente la importancia de las fuerzas sociales, la Escuela de Frankfurt esclarece la relación del hombre con su sociedad. Nos proporciona elementos para advertir cuáles son aquellas condiciones sociales que determinan gran parte de nuestra conducta y nos permiten pensar en la posibilidad de una superación creativa de lo que aparentemente son condiciones inalterables.

En la actualidad nos interesamos por el problema de nuestra identidad, pero no sólo en el ámbito individual, sino también cultural frente a los modelos del hombre occidental.

Es entonces cuando la Filosofía latinoamericana ofrece un conjunto lúcido de reflexiones acerca de nuestro propio ser.

En la segunda parte el hombre es un ser creador y el arte es una de las formas más evidentes de su creatividad. En este sentido, el hombre es creador y no sólo descubridor del conocimiento cotidiano, científico o filosófico, sino también de ciertos tipos de proyectos humanos llamados Utopías, caracterizados porque sobrepasan las condiciones de su propia sociedad y diseñan perspectivas, bosquejos e imágenes de un mundo mejor, más justo y más racional.

Cuando la Filosofía se ha ocupado de reflexionar sobre estas formas de creatividad humana, es decir, del arte, del conocimiento y de ciertos tipos de proyectos sociales, se habla respectivamente del pensamiento estético, constructivista y utópico.

En este sentido, el primer tema, a propósito del pensamiento estético, se examinan lascondiciones y valores del hombre que invierten en la creación y consumo del arte; el propio significado del arte, su lugar, su función en la sociedad y algunas de sus problemáticas contemporáneas.

En el segundo tema se parte de una experiencia común en el terreno del conocimiento, por ejemplo: dos sujetos que tengan ideas diferentes acerca del mismo objeto. Esta experiencia muestra que el conocimiento no consiste meramente en “reflejar” al objeto como es, sino a los sujetos que elaboran o construyen sus propias versiones del objeto y que por consecuencia el conocimiento no es tanto un acto de descubrimiento de la realidad sino un acto de construcción de versiones sobre ella.

Asimismo, el pensamiento constructivista analiza el como y el porqué los individuos y los grupos sociales elaboran sus propias versiones sobre la realidad. Aquí, nuevamente, se pone el acento en la capacidad creativa y transformadora del hombre expresada no solamente en el arte sino también en el terreno del conocimiento.

Finalmente, en el tercer tema se estudia, a propósito del pensamiento utópico, la capacidad creativa del hombre en cuestiones de naturaleza social, ya que el hombre es un ser que transforma a la sociedad debido a su permanente búsqueda de mejores condiciones.

Llevado por esta inquietud ha sido capaz de plasmar imágenes o modelos de sociedad que colman todas sus aspiraciones: sociedades ideales que reciben el nombre de Utopías. De igual manera, en este tema se analiza el problema de la posible validez deestas propuestas sociales y algunas de las principales utopías que se hayan presentado en América en los últimos dos siglos.

En suma, este fascículo parte del hecho de que como individuo estás cotidianamente en contacto con el arte, el conocimiento y las problemáticas sociales, y busca proporcionarte elementos que aumenten tu capacidad de análisis y fundamente, en alguna medida, tu toma de posición ante todos estos aspectos de la cultura humana.















lunes, 22 de noviembre de 2010

Comprender los problemas éticos y ontológicos derivados del Vitalismo (El ideal estético y el superhombre)


El tema central de esta filosofía es la vida humana, uno de sus mas destacados representantes es el filósofo Friedrich Nietzsche. Nació el 15 de octubre de 1844 en la ciudad de Röcken, Alemania. A los cinco años quedó huérfano de padre, viviendo en un ambiente femenino al lado de su madre, hermana y unas tías. Siempre tuvo problemas de salud; en sus últimos años llegó a perder la razón y estuvo internado en una casa para enfermos mentales.

Algunas de las personalidades que directamente o indirectamente influyeron en él, como estudioso fueron: Ritsche, profesor de la Universidad de Bonn y Leipzig; Arthur Schopenhauer, cuya obra filosófica Nietzsche conoció y leyó con verdadero entusiasmo; Erwin Rohde, gran conocedor de la cultura de los griegos de la Antigüedad, y Richard Wagner, músico, compositor y dramaturgo alemán (1813-1883), a quien conoció y admiró, pero también de quien quedó fuertemente decepcionado hacia el año de 1876 por considerar que en la obra wagneriana hay pompa nacionalista y un resurgimiento y exaltación de los temas, principios y valores cristianos más decadentes.

Incluso hace pública su ruptura con Wagner y el wagnerismo en 1877, y escribe Ecce homo, que describe como un ataque al crucificado, es decir, a los valores y principios de la cristiandad, motivo por el cual se había sentido decepcionado con el músico alemán.

Hacia 1873 y 1875 comienza a padecer fuertes dolores de cabeza y crisis nerviosas que lo obligan a un retiro forzado para descansar en Sorrento Baden, y otras ciudades que visitó posteriormente por problemas de salud. Por ejemplo, en una clínica psiquiátrica de Jena se le diagnosticó parálisis cerebral.
Vivió sus últimos años en compañía de su madre y su hermana, y murió en la ciudad de Weimar, en casa de su hermana Elizabeth, el 25 de agosto de 1900, a la edad de 55 años.

Entre las principales obras de Nietzsche podemos mencionar las siguientes: El origen de la tragedia (1872), Humano, demasiado humano (1878), La Gaya ciencia (1882), Más allá del bien y del mal (1886), y Así hablaba Zaratustra (1887), publicada en español con el titulo Así habló Zaratustra.

Nietzsche pretendió impulsar los valores de la vida en oposición a todo aquello que la pretenda negar. En ese sentido, se opuso al racionalismo y al cristianismo, ya que la razón controla y reprime al instinto como impulso vital básico de nuestras vidas, mientras que el cristianismo exalta valores como el sacrificio, la abnegación, el sufrimiento, el amor incondicional al prójimo, etc. Nietzsche consideraba que la moral cristiana sólo es una moral de gente débil, una moral de esclavos y lo que hay que impulsar es una moral de amos, de señores; una moral de los fuertes, no de los débiles. En la moral de los fuertes se impulsa la vida, la salud, la fuerza, el orgullo, es decir, un espíritu humano noble y sano; la cristiandad y sus valores, según Nietzsche, promueven lo opuesto y por ello deviene en una moral decadente.

Nietzsche propuso eliminar los valores cristianos, pues en la cultura occidental han hecho demasiado daño al igual que la razón. En consecuencia, también se manifiesta contra Dios o cualquier principio trascendente como el fundamento, origen y fin de la moral. Nietzsche declara la muerte de Dios había muerto, o que deberíamos declarar su muerte, pues este ser supremo se presenta como el tirano que con la imposición de sus valores de humildad, amor y sumisión destruye los verdaderos valores de la vida humana. Dios reprime y destruye, anula la voluntad de poder.

Según el autor El origen de la tragedia es necesario rechazar la hipocresía cristiana, y cultivar nuestra voluntad de poder. En la medida en que lo hagamos así, estaremos superando a esos hombres comunes y cultivando al verdadero hombre, al Superhombre, es decir, al hombre crecido y liberado por haber sido auténtico y honesto ante su libertad de poder. Cuando Dios, los dioses, o los ídolos llegan a su fin, a su ocaso o crepúsculo, el hombre crece, da pasos hacia ese fin que es el Superhombre; pues estos hombres comunes que ahora somos, no somos más que una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, y somos una cuerda que está sobre el abismo.

En general, la Filosofía de Nietzsche es de carácter anti-racional; él es un pensador que bien puede clasificarse como irracionalista. a demás de vitalicia. En su filosofía, la esencia o aspecto más significativo de la vida está en la voluntad de poder. Esencia que es un instinto fundamental de vivir, un apetito o de ansia de vivir que encuentra su freno en la razón.

Así, por ejemplo, los individuos cuya vida se desarrolla con la mayor intensidad pasional o instintiva, los menos racionalmente reprimidos son los que están más próximos a la vida ideal en el sentido nietzscheano. Y los menos intensos, lo social e individualmente más reprimidos por la razón, serían los más alejados. En ese sentido, por ejemplo, el adolescente que se opone consciente o inconscientemente a la normatividad socioracional que pretende atraparlo o asimilarlo a su servicio, es una especie de héroe anónimo nietzscheano. El adolescente común ni siquiera sabe como, pero quiere vivir y en ese afán va contra todo obstáculo, racional o no. Desfoga su voluntad de poder con una fuerza casi animal, pero asimismo, y con frecuencia, se hace trizas ante los muros, pasadizos y cautiverios de la racionalidad socialmente organizada.

Las grandes personalidades, los hombres y mujeres selectos, los héroes, generalmente han explayado su vida dando ”rienda suelta” a su voluntad de poder. En oposición están esos hombres y mujeres masa, esclavos del sistema racional de vida que no se atreven a ir en contra de la normatividad. Aquellos son como señores, éstos como esclavos.Aquellos dispuestos a irrumpir, a transgredir el orden; empeñados en hundirse en la subordinación y en los prejuicios.

Para Nietzsche, la vida es la realidad básica, por ello su filosofía implica un vitalismo. El hombre se encuentra con que le han dado la vida de un modo gratuito, sin hacer nada para conseguirla. Pero una vez que la posee, él se constituye en exclusivo dueño de su vida, y el único responsable. Todo lo anterior para que el hombre sienta verdadero apetito de vivir y considere la vida como el supremo valor. Por consiguiente, el ansia de vivir no se funda en ningún otro valor distinto de la propia vida; nada tiene valor sino en subordinarse; se vive para y por la vida, siendo ella su único fin.

En otras palabras, para Nietzsche la vida ideal estaría significada por la ausencia total de represiones o “ataduras”, que obstaculicen nuestra voluntad de poder. Ello se ha dado en los grandes hombres y mujeres, y como por oposición denigrante, inhumanamente no se ha dado en los esclavos, mediocres o pusilánimes que arrastran una vida de sombras y no de verdaderos hombres o superhombres.

La vida ideal será la del superhombre (concepto que más adelante precisaremos). La vida ideal implica encauzarnos hacia el ideal estético, que consiste en dar la satisfacción adecuada y plena a nuestros sentidos. Así, Nietzsche fomenta y recuerda el culto de los griegos de la Antigüedad a Dionisio y Apolo. Lo dionisiaco y lo apolíneo, son constitutivo de la vida ideal. Esto no quiere decir que Nietzsche estuviera proponiendo el resurgimiento de una antigua mitología o religión, sino que simplemente indica que la satisfacción plena y estética de nuestra percepción, tendría semejanza con la que lograban los báquicos o dionisiacos en sus fiestas, en oposición a la resignación y callado dolor del sufrido cristiano, del crucificado que desaparece apareciendo Dionisio, metafóricamente hablando.

Por otra parte, ese ideal estético de satisfacción plena culmina con lo apolíneo, con lo bello, armonioso y esplendoroso. Al estilo del dios Apolo de la mitología griega, Dionisio y Apolo son elementos de semejanza que se incluyen en lo que para Nietzsche es el ideal estético humano del superhombre.

Concretamente, ¿qué respuestas encontrarían en la Filosofía de Nietzsche a los problemas éticos, gnoseológicos y ontológicos?

jueves, 18 de noviembre de 2010

EL MATERIALISMO DIALÉCTICO


Carlos Marx (1818-1883) y Federico Engels (1820-1895) son considerados como los creadores de esta filosofía que también se conoce como Marxismo, aunque de hecho ni Marx ni Engels usaron el término “materialismo dialéctico” para designar propiamente su filosofía; sin embargo, se le ha llamado así por el sentido y tipo de respuestas que dan a los problemas ontológicos, gnoseológicos y éticos. Por ejemplo es muy curiosa y famosa la anécdota que nos cuenta que en una ocasión el propio Marx contestó muy molesto, que él no tenía nada de Marxista.

A la filosofía de Marx y Engels, se le ha llamado Materialismo Dialéctico, precisamente por el carácter de su respuesta al problema ontológico, al problema de las relaciones entre el espíritu y la materia, de las relaciones entre las “cosas” materiales y espirituales; por lo general, el Marxismo considera y contesta que lo fundamental y primordial en la materia. Es decir, que a fin de cuentas y en el fondo, todos los fenómenos y procesos del mundo se reducen y explican como productos del desarrollo y transformación de la materia. En el fondo de todo de cualquier “cosa”, incluida la vida humana, lo que vamos a encontrar es la materia y sus leyes de desarrollo conforme la ciencia lo explique.

En este sentido, al Marxismo se le ha llamado Materialismo, porque contesta que en primera instancia es la materia y luego el espíritu; lo espiritual surgió de lo material.

En cuanto al término “dialéctico”, podemos decir que es un término que se deriva de dialéctica. Y la dialéctica básicamente significa transformación, interrelación y contradicción.

Decir que algo es de carácter dialéctico, significa que ese algo está en una constante transformación, que nunca se detiene, que está interrelacionado con todo y consigo mismo, también que está en pugna, en lucha o en contradicción consigo mismo.
Podemos pensar, por ejemplo, que mundo, naturaleza, Historia, sociedad y hombre precisamente son dialécticos porque permanentemente se transforman, están interrelacionados, y conllevan contradicciones dialécticas en-sí-mismos. Marx y Engels han expuesto que la naturaleza, Historia y hombre, el mundo en general, son de carácter dialéctico. El mundo o realidad como la totalidad de lo existente que ha habido, hay y habrá, es un conjunto de “cosas” fijas que no cambian sino de proceso es un constante desarrollo y cambio.

La Filosofía de Marx y Engels entraña un Materialismo Dialéctico, ya que para ellos todo fenómeno o proceso, cualquiera que sea su tipo, se reduce y se explica en el fondo a partir de las leyes y transformación dialécticas de la materia. En resumen: para esta Filosofía todo es materia y transformación, incluida la energía y lo espiritual, por eso se trata de un Materialismo dialéctico.

¿Cuáles son las leyes y principios más generales que universalmente “rigen” a la materia en su desarrollo y transformación? Estas leyes y principios están concentrados en lo que se conoce como Dialéctica. En este sentido, definimos a la Dialéctica materialista como “la ciencia de las leyes más generales del desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento humano”

Las leyes de la Dialéctica Materialista, son básicamente tres:
a) Todo esta en transformación o cambio dialéctico.
(Ley universal del cambio dialéctico)
b) Todo esta interrelacionado.
(Ley de la concatenación universal de los procesos)
c) Todo esta en unidad y lucha de contrarios.
(Ley de la contradicción universal)

De estas tres leyes, la tercera es la fundamental, y digamos que de ella se derivan las otras dos. Es decir, que de la unidad y lucha de los contrarios se derivan tanto la transformación como la concatenación (interrelación) universal de los procesos.

El significado de la unidad y lucha de los contrarios (tercera Ley), nos dice que absolutamente todo proceso o fenómeno se contiene a sí mismo y a su contrario. Esto significa, por ejemplo, que lo vivo está vivo, pero al mismo tiempo está muerto, que lo negro no se concibe sin su opuesto que es lo blanco, o la luz sin lo oscuro, lo caliente sin lo frío, etcétera.

Dicho de otro modo, esta Ley indica que todos los procesos contienen en sí mismos fuerzas en pro y en contra. Fuerzas que los afirman y fuerzas que los niegan, impulsos que los hacen o construyen pero también impulsos que los deshacen o destruyen. Esas fuerzas opuestas al interior o esencia misma de cada proceso están en pugna, en lucha; y gracias a esa lucha el proceso se va desarrollando. Por ejemplo, en el fenómeno psico-social de la familia supuestamente unida hay oposición dialéctica entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas etc., y en la pugna de esas contradicciones dialécticas se desarrolla la vida familiar. Si no hubiera esas contradicciones dialécticas, no existiría esa familia. Los procesos de la naturaleza, la sociedad y el ser humano, existen, se desarrollan gracias a, y a través de sus contradicciones internas (y externas) que surgen de su unidad y lucha de contrarios.

Ahora bien, además de las contradicciones dialécticas internas, también hay contradicciones externas, es decir, que todo fenómeno o proceso también se contradice dialécticamente con otros fenómenos externos a él. En el ejemplo de la familia, digamos que sus contradicciones dialécticas externas se dan en la medida en que se afirma a sí misma y se diferencia o niega a los otros grupos o familias.

Ley de la concatenación universal de los procesos. Esta segunda ley de la Dialéctica postula que no hay un sólo fenómeno aislado sino que todos los fenómenos naturales, sociales y humanos están interrelacionados. Se plantea que directa o indirectamente todo está interconectado. Y esa interconexión se deriva precisamente de las contradicciones dialécticas externas de cada proceso. En este sentido, por ejemplo, todo estudiante además de sus contradicciones dialécticas internas de saber y no saber, conlleva a contradicciones dialécticas externas con sus otros compañeros estudiantes, o del correspondiente Colegio, las cuales quizá sean más evidentes en sus interrelaciones, interconexiones con sus compañeros inmediatos en el grupo.

Así pues todos los procesos del mundo están interconectados entre sí directa o indirectamente, todo tiene que ver con todo. Lo natural con lo social, lo social con lo humano, lo humano con lo natural. En sí, el Universo no es, según el Materialismo Dialéctico, más que un conjunto o sistema de procesos materiales que influyen los unos a los otros. Los procesos están universalmente interconectados, y la investigación científica precisamente tiene el propósito de describir y explicar esas conexiones que frecuentemente no se ven, pero que según el principio dialéctico de la segunda Ley ahí están. Los procesos están universalmente entrelazados, están en una trabazón universal, en una concatenación universal.

Ley de la transformación universal. El cambio o transformación dialéctica, es la consecuencia necesaria de la unidad y la lucha de contrarios al interior de cada proceso (tercera Ley) y las influencias mutuas entre ellos (segunda Ley). Hay que distinguir entre el cambio o transformación dialéctica, y el cambio o movimiento mecánico. El movimiento mecánico es cambio de lugar prácticamente sin transformación, y el movimiento dialéctico es fundamentalmente transformación o cambio del proceso con o sin cambio de lugar. No hay que confundir, pues, el movimiento mecánico de cambio de lugar con el movimiento dialéctico de desarrollo o transformación. Todo esta en movimiento dialéctico, pero conforme a un punto físico de referencia no todo está en movimiento mecánico. Por ejemplo, digamos que con respecto a un sistema de coordenadas o a puntos físicos geográficos de referencia, mecánicamente la gran Tenochtitlan no se ha movido del Valle de México desde su fundación en 1325; pero dialécticamente sí se ha transformado hasta convertirse, hoy en día, en la ciudad de México como una de las capitales más sobrepobladas y contaminadas del mundo.

El desarrollo y transformación dialéctica atraviesa diferentes fases, mismas que podemos identificar como Tesis o Afirmación, Antítesis o Negación y Síntesis o Negación de la Negación.

En cada fenómeno la tesis o afirmación esta representado por las fuerzas que lo construyen y que de momento no predominan, pero que pueden llegar a hacerlo; la síntesis es el momento o fase del proceso en el cual la antítesis o negación se impone a la tesis y afirmación, absorbiéndola. A esta síntesis se le llama negación de la negación, porque es el momento en que la negación supera a la afirmación, pero también se niega a sí misma pues, dialécticamente, en ese mismo momento se convierte en la nueva afirmación que va a tener otra nueva negación dialéctica.

Por ejemplo, en la familia la afirmación o tesis son tus padres, la negación –antitesis- (los hijos) eres tú y tus hermanos; en la unidad y lucha dialéctica de tus padres y ustedes se da el desarrollo y transformación de tu familia, hasta que llega el momento en que ustedes como hijos (negación) comienzan a predominar sobre tus padres (afirmación) que declinan. Pero para entonces, en la síntesis, ustedes dejan de ser negación y se convierten en la afirmación de la familia; ante la cual, por Ley dialéctica, surge una nueva negación que podrían ser tus hijos (nietos de tus padres) y “otros” miembros ajenos que se incorporen a la familia, tales como los esposos de tus hermanos o hermanas, de modo que tus hijos van a ser la negación dialéctica de la negación que fuiste tú y tus hermanos con respecto de tus padres. Y así incesantemente, pues la transformación dialéctica nunca acaba.

El método dialéctico
Cuando estas tres leyes de la Dialéctica son consideradas como un método de investigación científica o filosófica para el estudio de la naturaleza, la Historia, la sociedad o el ser humano, se denomina Método Dialéctico. Es decir, que éste está constituido por leyes y principios derivados de la Dialéctica. Efectivamente, en el desarrollo de su Filosofía materialista dialéctica, Marx y Engels aplicaron el Método Dialéctico al estudio de los problemas de la Historia, la sociedad y al ser humano, creando con ello lo que se conoce como Materialismo Histórico. Cabe afirmar que esta dialéctica, la toma Marx de Hegel, pero a diferencia de este, le imprime un carácter materialista.

a) El Problema Ético
Respecto al problema del bien y del mal moral, el Materialismo Dialéctico e Histórico también trata de rescatar al proletario. Es decir, ve a la moral como un instrumento de opresión ideológica, e intenta que en el transcurso de la liberación del proletariado este se “sacuda” la moral burguesa que lo enajena y que construya una nueva moral, una moral de los trabajadores en la cual los valores morales no sean individualistas y egoístas, sino colectivistas y socialistas. Por eso la personificación del hombre o mujer, moralmente buenos para el Marxismo, está en el compañero o compañera trabajador revolucionario que lucha por hacer justicia a los proletarios, que ha desarrollado una conciencia de clase y lucha por el advenimiento dialéctico de la revolución proletaria y la construcción del Socialismo y Comunismo. “Bueno” es lo que favorece la evolución, “malo” lo que la obstruye. En una comparación que a caso parezca inadecuada, digamos que la dimensión y dignidad moral del revolucionario, para la ética marxista, equivale a la del santo en la ética cristiana.

b) Problema Gnoseológico
La teoría Marxista del conocimiento concede gran importancia a la praxis como factor que incide en el proceso de construcción del conocimiento. El conocimiento se elabora a partir de la interacción del sujeto, el objeto, y la sociedad, de manera que lo que conocemos del mundo y sus procesos, está dialécticamente determinado por el contexto histórico-social, nuestras capacidades personales y la estructura misma de los procesos o fenómenos a conocer. En el proceso del conocer vamos de lo práctico a lo concreto (experiencia sensible), a lo abstracto (concepto), y otra vez dialécticamente a lo concreto.

Dialécticamente hablando, la unidad y lucha de los contrarios en el proceso del conocimiento se da como un enfrentamiento entre lo concreto sensible y lo abstracto inteligible, proceso incesante, a través del cual vamos desarrollando nuestros conocimientos, tanto individual, como socialmente, pues todo conocimiento adquiere su verdadero status en la práctica social, es decir, cuando ya ha sido aplicado en la actividad laboral (práctica social) para la satisfacción de necesidades sociales concretas.

La categoría de praxis. Como hemos indicado el marxismo le da una gran importancia al concepto de practica social, frente a sus antecesores Marx destacaba que “los filósofos se habían limitado a interpretar el mundo de distintos modos, pero de lo que se trataba era de transformarlo” tal afirmación es el punto de partida de lo que se llama una filosofía de la praxis, entendiendo por ello la actividad consciente y objetiva que el hombre desarrolla para transformar su realidad.

Como señala el filósofo Adolfo Sánchez Vázquez, para llegar a una correcta concepción de la praxis es necesario superar su sentido idealista como una mera actividad de la conciencia humana o suprahumana para situarnos en una actividad material del hombre como un ser social y transformador; así mismo, es necesario rebasar su sentido inmediato e ingenuo propio de la conciencia ordinaria, pues “la teoría de la praxis revolucionaria exige la superación del punto de vista natural, inmediato, que adopta la conciencia ordinaria del proletariado”.

“La conciencia ordinaria cree estar en una relación directa inmediata con el mundo de los actos y objetos prácticos”, no siente la necesidad de desgarrar el telón de prejuicios, hábitos mentales y lugares comunes sobre el que se proyecta sus actos prácticos; sin embargo, nos explica Sánchez Vázquez, el hombre común y corriente es un ser social e histórico, es decir, se encuentra inmerso en un conjunto de relaciones sociales y ubicado en un determinado momento histórico. Su vida cotidiana se halla acondicionada histórica y socialmente, y lo mismo puede decirse de la visión que tiene de la propia actividad práctica, de tal manera que toda acción que emprendas, por pequeña que esta sea, está comprometida, trabada con una ideología, con determinados valores, fines o propósitos.

jueves, 4 de noviembre de 2010

EL POSITIVISMO


Otra doctrina filosófica importante del siglo XIX es el positivismo. Surge en Francia en el siglo XIX como una postura filosófica derivada del empirismo, y se basa en las ciencias experimentales, las cuales lograron gran desarrollo con el apoyo de la sociedad Capitalista. Los científicos adhirieron a esta corriente, sobre todo los físicos, químicos, psicólogos y sociólogos, quienes vieron en ella la justificación de su propio quehacer.

Esta corriente trascendió en nuestro siglo, dando lugar a corriente como el Positivismo lógico y el Neopositivismo o Filosofía analítica.

El Positivismo tiene su génesis en los filósofos franceses y sus principales representantes son Saint-Simón, Augusto Comte y Herbert Spencer, entre otros; los dos últimos influyeron en la mentalidad de los filósofos latinoamericanos. En México, el Positivismo estuvo representado de manera particular por Gabino Barreda y Justo Sierra quiénes impulsaron una educación positivista con la fundación de la Escuela Nacional Preparatoria con el apoyo del gobierno porfirista.

Augusto Comte (1798-1857), es el creador o padre de la filosofía positivista cuyos antecedentes están en las ideas de su maestro Saint Simón. La filosofía comtiana se encuentra expuesto de manera sistemática en sus obras: Curso de Filosofía positiva (1829), El sistema de política positiva y catecismo positivista (1851-1854), El discurso sobre el espíritu positivo (1844) y El discurso sobre el Positivismo (1848).


El tema central de la Filosofía positivista es el que se refiere a la Ley de los tres estados que recorre el espíritu humano, pero cabe considerar que, aunque la teoría de las leyes del espíritu humano había sido ya visualizada por Pascal, tratada por Condorcet y hecha la distinción entre las tres edades por Turgot, sin embargo, sólo Comte pudo convertirla en el fundamento de un sistema filosófico. Según esta ley, el espíritu humano pasa por tres tipos de mentalidades a través del tiempo: los estados teológico, metafísico y positivo.

El estado teológico refiere los fenómenos a la acción y la voluntad de los dioses, emplea la imaginación y su descripción es mitológica. Este estado se manifiesta en tres fases: fetichismo o animismo, politeísmo y monoteísmo. En el primero todas las cosas poseen un espíritu, en el segundo son los dioses quiénes manifiestan su voluntad en las cosas y los hombres, y en el tercero todo sé absolutiza y se centra en un solo dios.

En el estado metafísico el hombre recurre a entidades metafísicas o seres abstractos para explicar los fenómenos, y dichas causas son inherentes al fenómeno: utiliza la imaginación sobre la razón, pero su explicación es inmanente al objeto.

El estado positivo es aquel en el que el hombre se atiene únicamente a los hechos conocidos por la observación y la experiencia, se vuelve relativo al objeto sin remitirse al absoluto y se opone a los estados anteriores.

Los tres estados pueden coexistir, pero siempre predomina uno de ellos en la época y en los pueblos, por ello la ciencia suplanta y reduce a falsos los demás estados, pues lo único verdadero es la ciencia. La Ley de los tres estados queda demostrada por tres procedimientos mentales que el hombre utiliza en la comprensión de la realidad: la inducción, la analogía y la demostración.

Por la inducción, tanto la Historia como la Sociología demuestran que el hombre es un ser que evoluciona en diferentes planos, y en el intelectual se manifiesta como tal ley.

Por analogía, todo hombre pasa por los tres planos según su edad: niñez, juventud y madurez.

Por demostración, si el estado positivo es definitivo y perfecto, supone la existencia de los estados anteriores que le preceden.

En el estado positivo el ser humano se atiene al conocimiento obtenido a partir de la observación científica

La Filosofía positiva Para Augusto Comte significa la síntesis de los conocimientos y utiliza el calificativo de positiva para quitarle el resabio metafísico. De la misma manera, aplica el sentido de lo positivo como lo real, lo útil, lo cierto, lo preciso, lo orgánico y lo relativo.

El Positivismo es una forma de empirismo porque no admite otra fuente de conocimiento que no sea la experiencia sensible externa y niega que la introspección sea un método científico, porque considera a la conciencia como una facultad orgánica que es incapaz de autoconocerse y de reflexionar.

Por otra parte, según el positivismo la Filosofía es la síntesis de las verdades adquiridas por las diferentes ciencias: es la ciencia general que organiza los conocimientos de las demás ciencias. Comte afirma que el conocimiento científico tiene por objeto los fenómenos y sus leyes. Las leyes científicas constituyen en sí mismas fenómenos, hechos generales, en tanto que establecen relaciones constantes entre los fenómenos.

La ciencia renuncia así al conocimiento de causas (conocimiento metafísico), ya que éstas no son de ninguna manera datos de la experiencia. En este sentido, la Ciencia es relativa, en oposición a la Teología y a la Metafísica, las cuales estudian lo absoluto. La Ciencia es un conglomerado de conocimientos perfectibles que progresa constantemente en función de los nuevos conocimientos científicos.

A juicio de Comte, Filosofía tiene la tarea de clasificar a las ciencias, puesto que éstas no son independientes sino subordinadas unas a otras según el nivel de simplicidad de su objeto y la generalidad de sus leyes. De ahí que a mayor simplicidad y abstracción del conocimiento corresponda a una mayor generalización en sus leyes. Por esta razón, una ciencia inferior depende de la superior, de tal manera que la clasificación de las ciencias- que va de lo más abstracto y simple a lo más concreto y complejo, además de seguir un orden lógico, sigue un orden cronológico.



De esta manera, en primer lugar están las Matemáticas, en segundo la Astronomía, en tercero la Física, en cuarto la Química, en quinto la Fisiología y, por último la Sociología culmina y corona el conocimiento científico, pues la diferencia entre los animales y el hombre es el progreso social; la célula social es la familia que representa a la sociedad elemental.

El método que emplea la Sociología es igual al de las Ciencias Naturales, por ello se le llama Física Social (termino creado por Augusto Comte). Emilio Durkheim desarrolló las reglas del método sociológico afirmando que los hechos sociales son cosas y, como tales, es necesario aplicar la observación como en la Física. En este sentido, la vida social es natural para el hombre y las condiciones de la sociedad son las instituciones y las funciones. Las instituciones son las condiciones objetivas (familia, lenguaje, etc.), mientras que las funciones son las condiciones subjetivas (fuerzas sociales, autoridad, religión).

Acorde con todo lo anterior, la evolución es un progreso y en el plano de la actividad el progreso surge de la industria mientras que en el plano moral el progreso sustituye el egoísmo por el altruismo. No hay derecho, sólo deberes y esto es el altruismo: todo para los demás, pues el deber es amor.

La problemática planteada por Comte responde a la necesidad de buscar el reconocimiento de las Ciencias Sociales y, como puedes apreciar, la Filosofía positiva constituye el fundamento y justificación del rango científico de las mismas. El Positivismo es la respuesta a la problemática que plantea la falta de justificación y legitimación del sistema capitalista, por lo que se constituye en la filosofía del mismo con el lema: “Orden y Progreso”, con su reclamo de partir de “lo dado o de los hechos y concomitante rechazo a la metafísica”.